miércoles, 31 de marzo de 2010

La Chica viento


Le llaman la chica viento, por que va y viene por doquier, con ella puedes helarte de frio o morir de calor… 
Es mejor que la tengas a favor, por que en contra puede ser devastadora…además, si desaparece no deja ni un indicio de su nuevo paradero, pero puedes seguirla a través de los vestigios que va dejando a su paso. Dice que no necesita a nadie, pues, ¿quién puede seguir al viento? 


Le gustan las risas de los niños, la brisa del mar, enredarse en su pelo… Habla a ráfagas, ama con la intensidad de un tornado y vive como un huracán. Y, como es de esperar, sueña con volar, con dejarse llevar por las corrientes, ascender alto, muy alto. Y estad seguros que lo hará. ( por que al viento no hay quien lo pare.)

¿Conoces a algúna/o chico/a viento? 

sábado, 27 de marzo de 2010

Llibertat...


Tan lliure que dic que sóc i pretenc ser, he comprés que en la vida se és de tot menys lliure. 

(per desgràcia.)

viernes, 26 de marzo de 2010

Cae...

Equivócate, mete la pata hasta el fondo, cágala, que no tenga vuelta atrás, jódelo todo, mándalo todo a la mierda, pierde la cabeza, ponte en contra de todo, sé cabezota, no des el brazo a torcer, cae… pero al final, levántate, reconoce los errores y, aprende.

lunes, 22 de marzo de 2010

y al alba, dos desconocidos...

Lo hacía sólo por que le gustaba poner la cabeza en su pecho y notar como le hacía acelerar el corazón… Bum…BUm…BUM! 1500 revoluciones! 

(y esa cara de bobo)

domingo, 21 de marzo de 2010

No quedaban libros...


No quedaban libros, libros de esos que tanto te gustan, de los que saben a galletas y café por las mañanas. Y, mira que busqué y rebusqué, recorrí todos los estantes de la biblioteca, olfateando cada balda, cada rincón, cada lomo, cada página, pero nada… Logré encontrar algunos que sabían a sonrisas, a música, a libertad… pensé en traértelos, pero no te hacen falta, tu ya tienes todo eso… tus ojos son una inmensa sonrisa, tu voz mi música, y tus pies… tus pies tienen toda la libertad que pueda haber en el mundo.

A pesar de todo, no abandoné mi gran propósito, y seguí buscando y rebuscando, aunque alguna gente me mirara con cara de un niño al que le han dado lechuga para comer, y, incluso otros, como la señorita Abie, la bibliotecaria, me tacharon de demente al preguntarles por libros de tales sabores, pero ellos no lo entienden, no, nunca lo podrán entender…

Al final, se me hicieron más de las seis, así que, aquí estoy yo, en tu cocina… he preparado café y he comprado galletas. Y tú, me miras desde el marco de la puerta, descalza, con tu cara de diablillo curioso, y, mientas te doy un libro en blanco y un boli, me das mil y un abrazos de los de oso polar.
¡Será el mejor libro de nuestras vidas!.