viernes, 4 de enero de 2013

La domadora de leones



Todos los días se levanta, se pone sus botas de caña alta, la chaqueta de rayas, el sombrero de copa y sale a la calle. Cuando algo no le mola un pelo, y le empieza a tocar realmente los cojones, saca el látigo y los hace callar a todos.  Las domadoras de leones son así de duras…


Las malas lenguas dicen que una vez dejó a un hombre atado en la cama, después de habérselo follado toda la noche, y se piró sin más. Nadie sabe qué fue de aquel pobre infeliz que creyó tener el control.


Lo que nadie sabe de ella es que guarda un gran secreto, un secreto enorme: en realidad es domadora de leones, marinos…