viernes, 1 de octubre de 2010

Ciclicidad

A pesar de mi, relativamente, corta vida, he comprendido que la vida es una línea recta en la que, aproximadamente, en mitad de su trayectoria, empieza a girar. Así, se podría representar cual montaña rusa.


Sí, señores, créanme, ¡no son disparates! ¡Su vida es una atracción de feria!



Al principio tienes miedo, avanzas en plano, poco a poco, con el tiempo, empiezas a subir. Notas el agradable viento en la cara, la adrenalina se dispara, y eres absurdamente feliz. Feliz por todo, feliz por todo y por nada. La vida te sonríe, y lo mejor de todo es que tú le sonríes a ella, pues no hay motivo que te impida hacerlo.


Sigues subiendo, “cla, cla, cla, cla, cla”, rugen las ruedas motrices del vagón. Subes, subes, subes, y sigues subiendo, llega un punto en el que no hay nada más arriba, tú y el cielo, nada más, ¡el clímax! Y entonces… entonces caes en picado, rápidamente, sin control, y cuando crees que ya has llegado hasta al fondo y no hay retorno, la carretilla reinicia su paulatina ascensión. Y vuelta a empezar, un capítulo más de la historia, otra etapa de la vida.


Como todos los grandes movimientos artísticos, hay que arriesgarse, fracasar profundamente en uno, para, luego, poder emprender otro con mucha más fuerza y experiencia…


Pero no crean que lo malo son las vueltas, ¡no! No digo eso, señores… los procesos cíclicos, las bajadas, caídas, los momentos de tensión, de incertidumbre… ¡estos son los que merecen la pena! ¡Son la esencia! ¡Son el sentido! Lo peor, lo peor, amigos míos, es la triste, lenta y corta recta final, de la que no hay retorno… Así que acepten mi consejo, aprovechen bien los loopings, aprendan de ellos, ¡vívanlos!



P.D: Chico del baúl, va por tí! :)